Paseaba por la calle con mi perro. Él olfateando. Pasó un niño con su mamá y le preguntó: ¿por qué los perros están siempre oliendo?

Desconozco que le contestó. Yo le hubiera dicho: es su mundo, su umwelt. Para conocer nuestro mundo tienen que oler, como nosotros ver. Cuanto más huelen, más saben, más inteligentes.

Son capaces de captar cualquier información de todo. En cada una de las cosas que huelen va mucha información. Auténticos detectives.

Debemos acostumbrarnos a que ellos son así. Si no nos gusta que nos huelan, es muy fácil. Coloca la mano en forma de puño y deja que huela el canto de la mano. Se queda tranquilo y no molesta. Ya sabe bastante, Ha recogido bastante información.

Es conveniente explicárselo para que desde pequeños comprendan su mundo porque ellos comprenden el nuestro y como humano que soy me es difícil comprender nuestro mundo. Todo sea dicho.

Tienen el órgano de Jacobson o Vomeronasal, una cámara olfatoria adicional, situada encima del techo del paladar, cuyas células receptoras olfativas envían impulsos a la región del hipotálamo y sistema límbico (regulador de estado de ánimo y emociones).

Olfato y memoria van unidos. De ahí tan necesario dejarles oler y practica ejercicios de olfato para enriquecer su vida. Fíjate! Hasta puedes relajarlo con olor a lavanda.

Capta el estado de las personas y como son por el olor. El ácido butírico es el responsable de esta emisión a través del sudor, glándulas sudoríparas apocrinas, glándulas sebáceas. De hecho pueden detectar enfermedades como cáncer, diabetes, epilepsia. Así es que no es de extrañar que alguno ladre a alguien que no le caiga bien (comprobado por mi).

No interpretemos mal sus conductas. Aprendamos a oler como ellos.

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